La Cumbrecita es uno de los tantos lugares mágico de Córdoba, Argentina. Además, se considera el único pueblo peatonal de ese país. Se trata de un paraíso que brinda a lugareños y visitantes, ambientes de encanto, sitios históricos y destinos para hacer turismo de aventura.
El pueblo se ubica a 1450 metros de altura en las Sierras Grandes y es uno de los destinos turísticos más visitados de la provincia de Córdoba. Según se suele afirmar, sus casas se asemejan un poco a los pueblos Suizos, pero por supuesto con un entorno distinto.
Como habíamos mencionado, La Cumbrecita, se conoce como el único pueblo peatonal de Argentina. Esto se debe a que por sus calles está prohibida la circulación de vehículos. En este sentido, es el lugar idóneo para realizar caminatas.
Bosques de pino, cascadas con aguas cristalinas y sitios históricos como las primeras casas del pueblo, así como, su icónica capilla, hacen de este lugar un destino que sin duda, merece la pena visitar.
Sitios icónicos de La Cumbrecita
Para los que buscan tranquilidad y conocer la historia de La Cumbrecita, una buena opción es recorrer los puntos más icónicos del pueblo. Entre los destinos más históricos destacan las casas de los primeros habitantes del lugar, que datan de mediados de los años 30 del siglo pasado.
Otro punto de interés histórico es la Plaza del ajedrez, donde hay un tablero de ajedrez con piezas hechas de hierro y lata. Cerca de esta pequeña plaza se encuentra la famosa Plaza de los pioneros, un lugar que se construyó en homenaje a los primeros habitantes del pueblo.
Por supuesto, una parada obligada de La Cumbrecita es su La capilla histórica, sitio por excelencia para tomarse varias selfies. Según se comenta, fue diseñada 1967 y se considera un templo sencillo, de arquitectura alpina. Además, se caracteriza por ser una iglesia ecuménica, es decir, abierta a todos los credos.
Senderismo hasta la Olla
En uno de los extremos de La Cumbrecita se encuentra un frondoso bosque de coníferas. En medio de este bosque se ubica uno de los lugares predilectos para visitar durante el verano. Se trata de la Olla, cuya cascada de 14 metros que se desliza por las rocas forma una hermosa piscina natural.
Para llegar a la Olla, es necesario hacer un poco de senderismo, que tomará aproximadamente 10 minutos hasta llegar a la piscina natural. Los lugareños, advierten que la Cascada no es un lugar para refrescarse, ya que es una zona de crecidas repentinas. Sin embargo, vale la pena visitar el lugar para disfrutar de la naturaleza y la hermosa vista panorámica que ofrece.
Bosque de abedules y el Cerro Wank
Luego de visitar la Olla, otro punto para hacer senderismo es el Cerro Wank. Luego de recorrer una pequeña pasarela de madera que atraviesa el arroyo Almbach, comienza el paseo de ascenso hacia la cima del cerro.
Para llegar al cerro se debe atravesar un pequeño bosque de abedules, que cuenta con una excelente vegetación y está muy bien señalizado. A medida que los visitantes van subiendo, la vegetación comienza a desaparecer, lo que permite tener una mejor vista de diferentes rincones del pueblo.
Turismo de aventura
Además de hacer senderismo, La Cumbrecita ofrece turismo de aventura, ya que cuenta con sitios donde practicar arborismo o tirolesa. En el arborismo los guías se encargan de colocar arneses de seguridad a los visitantes, para que puedan caminar a través de las copas de los árboles y tener una experiencia inolvidable.
Gastronomía de La Cumbrecita
Según se suele afirmar, degustar su gastronomía es una de las mejores formas de conocer La Cumbrecita. La comida de este pueblo se caracteriza por tener una tradición centroeuropea que se combina con la cocina argentina. De esta mezcolanza se crearon platos típicos de La Cumbrecita, dignos de paladares exigentes.
Entre sus comidas más típicas se encuentran las pastas rellenas con hongos del bosque, los pasteles de zarzamora, la trucha ahumada a las finas hierbas, el goulash con spatzle, las salchichas alemanas con chucrut y las tortas caseras como el strudel.
La Cumbrecita, un lugar libre del humo de los carros, donde las caminatas al aire libre y el contacto con la naturaleza, se complementan con la gastronomía europea y argentina.