A lo largo de la historia de la humanidad, las mujeres indígenas se han convertido en unas de las mayores cuidadoras del planeta. Estas mujeres descendientes de los pueblos originarios juegan un papel importante dentro de la sociedad. Sin embargo, pertenecen a uno de los sectores más desfavorecidos del mundo.
Para reconocer la lucha diaria de estas mujeres, se celebra el 5 de septiembre el Día Internacional de la Mujer Indígena, festividad que nació durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América que se realizó en Tiahuanaco, Bolivia, en 1983.
Indudablemente, las mujeres indígenas, con toda su sabiduría ancestral, son necesarias para la conservación del planeta y para la construcción de un mundo mejor. Por el simple hecho de ser mujeres, garantizan la permanencia de las culturas originarias del mundo.
Origen del día de la mujer indígena
El Día Internacional de la Mujer Indígena, se estableció en Bolivia en 1983, con el propósito de reivindicar la lucha diaria de las mujeres indígenas. Al igual que la mayoría del resto de las mujeres del mundo, las indígenas se esfuerzan día a día para salir adelante, cuidar a sus hijos, atender a sus familias y además se encargan de conservar sus costumbres.
No es una casualidad que este día se celebre justo el 5 de septiembre. Esta fecha se eligió para rendir honores a la heroína suramericana, conocida como la india Bartolina Sisa.
¿Quién fue Bartolina Sisa?
Bartolina Sisa nació en Cuzco, Perú, el 24 de agosto de 1753. Fue mujer quechua valiente y trabajadora, que se dedicó principalmente a labores de tejido. A sus 25 años se casó con Julian Apaza, quién posteriormente se convertiría en el caudillo Túpac Katari. Bartolina y Túpac Katari, organizarían la rebelión de los pueblos indígenas a través de los Andes en contra de los colonos españoles.
En 1781, se desató la denominada rebelión Aymara Quechua y los líderes de esta revolución fueron Túpac Katari y Bartolina, en igualdad de condiciones y nivel de mando. Lamentablemente, Bartolina cayó en manos de los españoles, quienes le prometieron a Túpac Katari liberarla si cumplía con sus exigencias, que se basaban en poner fin a la rebelión y entregar su cabeza a cambio de la de su esposa.
El líder indígena sabía que se trataba de una trampa para destruir las 2 cabezas del movimiento, por lo tanto no cumplió con lo que demandaban los españoles. Bartolina fue violada, golpeada, torturada y por último ahorcada el 5 de septiembre de 1782, fecha en la que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena.
Por supuesto, Bartolina Sisa pasó a la historia, como una de las mujeres indígenas más valientes, inquebrantables e insobornables de Suramérica.
La mujer indígena en Latinoamérica y El Caribe
Según estimaciones de la UNESCO, en Latinoamérica y el Caribe existen más de 800 pueblos indígenas con una población de alrededor de 58 millones de personas, representando el 10% de la población total. De acuerdo con estas estadísticas, más del 59% de esa cifra son mujeres, lo que quiere decir, que representan más de la mitad de la población indígena. Sin embargo, se suele afirmar que, son el sector más oprimido tanto de la sociedad tribal como de la sociedad en general.
También se estima que, la mujer indígena actualmente sufre una triple discriminación, es decir, por ser mujer, por ser indígena y por ser pobre. En la mayoría de los casos, según se suele afirmar, los pueblos indígenas son machistas y privan a las niñas de su educación.
Del mismo modo, las mujeres indígenas suelen ser victimas de discriminación por su condición de indígenas, ya que muchas personas ven al indígena como un ciudadano de segunda clase. Por si fuera poco, la mujer indígena, por lo general, vive en situación de pobreza y junto con su sociedad es desplazada muchas veces de su propio territorio.
Sin embargo, con todo lo que tienen que enfrentar, las mujeres indígenas se mantienen activas en la lucha por la autodeterminación de sus pueblos y sus derechos como mujeres. Además, es admirable el esfuerzo de la mujer indígena por conservar la cultura heredada de sus antepasados y su aporte familiar y a sus comunidades.
En este sentido, se hace necesario reconocer el arduo trabajo que realizan estas mujeres día a día y respetar sus derechos como seres humanos de esta sociedad.
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