Según se suele afirmar, la escucha activa posee varios beneficios para el mejoramiento de las relaciones humanas. Sin embargo, muy por el contrario, la contaminación sonora puede causar daños físicos, emocionales y psicológicos.
En la actualidad, ciertos niveles de ruido son prácticamente inevitables, sobre todo en zonas industriales y espacios urbanos.
Precisamente para tomar conciencia sobre los efectos de los sonidos de nuestro entorno en la vida cotidiana, se celebra el 18 de julio de cada año, el Día Mundial de la Escucha. Con esta celebración se busca reflexionar acerca de cómo los sonidos nos afectan y qué solución le podemos dar a esta problemática.
Origen del Día Mundial de la Escucha
La iniciativa de crear este día mundial surgió en 2010 a través de una propuesta de las organizaciones World Listening Project y Midwest Society for Acoustic Ecology. En este sentido, se escogió la fecha del 18 de julio para conmemorar el aniversario de Raymond Murray Schafer, compositor canadiense y fundador del Proyecto del Paisaje Musical del Mundo, quien nació un 18 de julio de 1833. Schafer fue un compositor, escritor, pedagogo musical y ambientalista.
Además, como ya habíamos mencionado anteriormente, el objetivo del Día Mundial de la Escucha es reflexionar sobre los sonidos que nos rodean y solucionar los diversos problemas que estos pueden ocasionar.
Este día, diferentes organizaciones en todo el mundo realizan actividades relacionadas con la escucha del entorno o paisaje sonoro, su percepción y comprensión. Asimismo, estas organizaciones hacen un reconocimiento de la totalidad de los sonidos que nos rodean y sus efectos. De igual forma, a través de estas actividades se estudian de los sonidos propios de la naturaleza.
Diferencia entre oír y escuchar
De acuerdo con la Real Academia Española (RAE), el verbo escuchar hace referencia a prestar atención a lo que se oye. Es decir, se debe tener toda la intención e interés por el sonido que se está percibiendo. De esta manera podemos comprender como receptores lo que el emisor está trasmitiendo.
Esta acción también se conoce como escucha activa y a través de ella se genera empatía entre el que escucha y el que habla. De manera que, si prestamos atención a lo que nos están diciendo, significa que estamos escuchando.
Por otro lado, oír es la acción de percibir los sonidos o lo que alguien dice. En otras palabras, oír consiste simplemente en la capacidad sensorial que tenemos para captar un sonido. Es una acción involuntaria donde para poder oír solo necesitamos que el sonido llegue a nuestros oídos.
Sin embargo, muchas veces oír sonidos o pablaras no significa que estemos prestando atención a lo que estamos percibiendo.
En este sentido, científicos aseguran que, el oído capta el sonido a través de las vibraciones que posteriormente interpreta el cerebro. Estas vibraciones que llegan a nuestros oídos a través ondas, son recibidas por el tímpano y luego el cerebro se encarga de interpretarlas.
Tomar conciencia de los niveles de sonidos que podemos tolerar y saber hasta qué punto el ruido puede ser perjudicial o no para el medio ambiente es parte del trabajo que debemos hacer todos los días, si queremos preservar el planeta para las futuras generaciones.
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