Teresa de la Parra

Teresa de la Parra

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Su nombre completo era Ana Teresa Parra Sanojo, pero casi todo el mundo la conocía por su seudónimo literario, Teresa de la Parra. Tal como se suele afirmar, fue la primera escritora venezolana del siglo XX que destacó internacionalmente. También se dice que, comenzó a escribir poemas, cuentos y diarios desde su infancia.

Hija de padres venezolanos residenciados en París, Teresa de la Parra nació en la capital francesa, el 5 de octubre de 1889. A los pocos años de haber nacido, su familia la llevó a Venezuela, donde pasó buena parte de su infancia. Junto con sus padres y sus 5 hermanos, Teresa, vivió en El Tazón, hacienda familiar cercana a Caracas que, según se comenta, se usaba para el cultivo de caña de azúcar. Las vivencias de esta hacienda fueron claves para formar el estilo de escritura de Teresa de la Parra.

Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca, son 2 de sus novelas más reconocidas dentro y fuera de Venezuela. En ambas obras están presentes el criollismo venezolano y la influencia de la literatura europea.

Inicios literarios de Teresa de la Parra

Al morir su padre, Teresa, que todavía era una niña, regresó a Europa con su mamá y sus 5 hermanos. En el viejo continente, estudió en el colegio Sagrado Corazón de Valencia, España. Durante sus años de estudio, la joven venezolana comenzó a leer a escritores famosos como Guy Muapassant; Catulle Méndes y Valle-Inclán, quienes tuvieron una gran influencia en su formación literaria.

Al terminar sus estudios, se fue a París por un tiempo y luego viajó a Venezuela, donde reveló sus dotes de escritora, publicando artículos en diferentes diarios venezolanos. En esa época, la joven escritora se adentró en el ambiente de cafés y tardes de tertulias que se hacían en los alrededores de la Plaza Bolívar de Caracas.

En 1915 aparecieron sus primeros cuentos cortos de estilo fantástico, los cuales fueron firmados por Teresa con el apodo de Fru-Fru, tal como se hacía llamar en sus inicios literarios.

El feminismo de Teresa de la Parra

En 1924, la escritora venezolana participó en un concurso literario en París, que realizó el Instituto Hispanoamericano de la Cultura Francesa. En dicho concurso, Teresa obtuvo el primer premio. Ese mismo año, publicó su novela Ifigenia, ya bajo el seudónimo de Teresa de la Parra, nombre con el que quedaría inmortalizada.

3 años más tarde, representó a Venezuela en una conferencia en la Habana, Cuba sobre La Influencia Oculta de las Mujeres en la Independencia y en la vida de Bolívar. Posteriormente, estuvo en las ciudades colombianas de Bogotá y Barranquilla, donde dictó conferencias sobre la Influencia de las Mujeres en la formación del alma americana, en la época de la Conquista, de la Colonia y de la Guerra de Independencia.

Para entonces, el nombre de Teresa de la Parra ya era conocido internacionalmente. Del mismo modo, su postura feminista, siempre presente en su obra, incrementó luego de las conferencias ofrecidas en Cuba y Colombia. Sin embargo, según se suele afirmar, Teresa se llamó a sí misma una feminista moderada.

La escritora venezolana solía decir que las mujeres “deben ser fuertes y sanas, deben trabajar y ser financieramente independientes, y deben considerar a los hombres como a sus amigos y compañeros, no como sus propietarios o enemigos”.

Su seudónimo literario

Aunque su primer nombre era Ana, decidió usar el seudónimo de Teresa debido a que este nombre era una costumbre en su línea familiar desde su tatarabuela, Teresa Jerez de Aristiguieta, prima del Libertador Simón Bolívar y madre del prócer venezolano Carlos Soublette.

Ifigenia

Inicialmente, su primera novela se tituló Diario de una señorita que se fastidia y se publicó en 1924. Posteriormente, se cambió el título de la novela a Ifigenia, nombre del personaje de la mitología griega, que era la primera hija del rey Agamenón y que significa mujer fuerte.

El libro narra la historia de María Eugenia Alonso, una joven de sociedad que regresa de Europa a Caracas, empobrecida y cuyo destino es adaptarse de nuevo a su familia puritana, religiosa y convencional. María Eugenia desea trabajar y estudiar, para liberarse del yugo familiar, pero debe enfrentarse a los estándares de la sociedad, cosa nada fácil para una joven de los años 20. Para algunos críticos, Ifigenia fue la primera novela moderna venezolana y su vez, la primera que exploró la liberación femenina en una sociedad patriarcal.

Memorias de Mamá Blanca

Establecida en Vevey, Suiza, Teresa de la Parra empezó a escribir su segunda novela, Memorias de Mamá Blanca, que publicó en París en 1929. La novela está ambientada en la Venezuela de principios del siglo XX. Se trata de 6 hermanas despreocupadas y su infancia en la plantación de azúcar donde viven hasta que se mudan a la capital, donde se enfrentan a un mundo totalmente desconocido para ellas.

Vale la pena mencionar que, la novela está inspirada en las vivencias de los años de infancia en la hacienda familiar de la propia autora. Además, en esta obra aparecen personajes que caricaturizan a políticos, campesinos, ganaderos y el paso de una sociedad que poco a poco va abandonando su ruralidad para darle paso a lo urbano.

En 1930, la autora de Memorias de Mamá Blanca, regresó a Venezuela, pero duró poco tiempo debido a que se enfermó de tuberculosis y decidió internarse en un sanatorio de Madrid, España. El 23 de abril de 1936, Teresa de la Parra falleció en la capital española. El estilo inconfundible de su obra fue reconocido en Francia y toda Hispanoamérica. Todavía hoy, es recordada como la renovadora de la novela venezolana.

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