La Madre María de San José fue la primera persona venezolana beatificada por la iglesia católica. Hecho para nada extraño, tratándose de una mujer religiosa que dedicó toda su vida a la espiritualidad y al servicio de los más necesitados.
Fue fundadora de la orden Hermanas Agustinas Recoletas y contemporánea con el destacado Doctor José Gregorio Hernández, otro beato venezolano. Por su parte, la Madre Candelaria de San José y la Madre Carmen Rendiles, completan la lista de los 4 venezolanos beatificados.
En este post, repasaremos la admirable trayectoria religiosa de la Madre María de San José, quien desde muy niña despertó su vocación espiritual.
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Orígenes de la Madre María de San José
Desde siempre ha existido un debate con el segundo nombre de la beata venezolana. Algunos afirman que fue bautizada como Laura Elena Alvarado Cardozo, pero otros aseguran que su nombre completo es Laura Evangelista Alvarado Cardozo.
La discusión surge a raíz de la tradición religiosa de la época en la que nació la Madre María de San José. Por aquellos años era costumbre colocar a los recién nacidos, el nombre del santo del día en el que nacieron. Por lo tanto, a la beata le correspondería el nombre de “Evangelista”.
Lo cierto es que, la Madre María de San José, nació en el pueblo costero de Choroní, estado Aragua, el 25 de abril de 1875. Luego de un tiempo, todavía muy pequeña, se mudó con su familia a la ciudad de Maracay, donde cursó sus estudios escolares.
A los 13 años de edad, recibió el sacramento de la Primera Comunión y ofreció sus primeros votos de vida religiosa. En esa misma época, comenzó a participar en las actividades de su parroquia y se dedicó a preparar a los niños que iban a recibir la Primera Comunión.
Una vida dedicada al servicio de los más necesitados
En 1893, Laura Evangelista, se convirtió en hermana hospitalaria del hospital San José de Maracay, fundado por el presbítero Vicente López Aveledo, párroco de la ciudad. A partir de ese momento, asumió el cuidado de los enfermos y desde entonces dedicó su vida al servicio de los más necesitados.
El 22 de enero de 1901 fue consagrada como hermana hospitalaria agustina y adoptó el nombre de Sor María de San José. El 11 de febrero del mismo año, fundó la orden Hermanas Agustinas Recoletas, una congregación religiosa católica femenina de derecho pontificio. Dicha congregación, fue agregada a la orden de los recoletos de San Agustín en 1950 y tomó el nombre de Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús.
Pero su pasión por servir, fue mucho más allá de la congregación. Podría decirse que, dedicó toda su vida a la religiosidad y al cuidado de los enfermos, ancianos y necesitados en diferentes lugares, hospitales, asilos, albergues para ancianos, orfelinatos, escuelas y colegios de toda Venezuela.
El 2 de abril de 1967, a sus 91 años, luego de una vida consagrada como religiosa, falleció la Madre María de San José.
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El impactante milagro que la llevó a la beatificación
En 1978, comenzó el proceso de su beatificación y en 1983 se inició la causa de su canonización, por solicitud del presbítero Romualdo Rodrigo. 2 años más tarde, la Madre María de San José, fue declarada Sierva de Dios. En marzo de 1992, el propio papa Juan Pablo II declaró la heroicidad de sus virtudes, otorgándole el título de Venerable.
Precisamente ese mismo año, se comprobó el milagro de curación que obró en la hermana Teresa Silva. Se trató de una religiosa que estuvo enferma durante 26 años, tras padecer una ostreoartrosis que le impedía caminar. En septiembre de 1982, luego de aferrarse a la Madre María de San José logró levantarse y caminar.
Debido a este hecho, el papa Juan Pablo II, realizó un acto en la plaza San Pedro en Roma, el 7 de mayo de 1995. En aquel evento, el papa declaró beata a la Madre María de San José, convirtiéndose en la primera venezolana en recibir una beatificación.
El cuerpo intacto de la Madre María de San José
Vale la pena destacar que, un año antes de su beatificación, se exhumaron los restos mortales de la Madre María de San José, como parte de los requisitos del proceso religioso. Para sorpresa de los encargados de la exhumación, que se realizó el 19 de enero de 1994, el cuerpo de la beata se hallaba totalmente intacto. Sin duda, un hecho impactante que llena de orgullo a la población venezolana.
También te invitamos a leer “La interesante vida del beato José Gregorio Hernández”.