Cristóbal Rojas, sobresale en la historia de Venezuela como uno de los más notables pintores del Siglo XIX. Junto a los también reconocidos pintores venezolanos Martín Tovar y Tovar y Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, destaca como uno de los artistas cuya huella logró que Venezuela tuviera una de las tradiciones pictóricas más admirables de Latinoamérica.
Los críticos del arte consideran que, Cristóbal Rojas fue un pintor de personalidad melancólica. Su obra tiene una clara influencia impresionista, que se combina con un intenso dramatismo y una aguda observación. Estas características formaron su sello personal y lo llevaron a participar en reconocidos salones de Venezuela y Francia.
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Orígenes de Cristóbal Rojas
Hijo de Cristóbal Rojas Acosta y Alejandra Poleo, el destacado pintor nació en Cúa, estado Miranda, Venezuela, el 15 de diciembre de 1858. Sus primeros años de vida, transcurrieron en el seno de una familia de escasos recursos y en medio de la denominada Guerra Federal que tuvo lugar en Venezuela entre 1859 y 1863. A los 13 años, tras el fallecimiento de su padre, el joven Cristóbal comenzó a trabajar en una fábrica de tabaco en su natal Cúa para poder ayudar a su familia.
Sin embargo, el hecho de vivir en la pobreza y en medio de una guerra, le sirvió para desarrollar su trabajo artístico más adelante. Su abuelo José Luis Rojas fue quien estimuló su interés por el dibujo.
En 1878, un terremoto causó estragos en su lugar de origen y según se suele afirmar, Cristóbal y su familia quedaron en la indigencia. Dada las circunstancias, los Rojas se trasladaron a Caracas en busca de una mejor calidad de vida. En la capital, Cristóbal trabajó nuevamente en una tabacalera. Pero además, aprovechó su tiempo libre para continuar sus estudios de pintura.
En la Universidad Central de Venezuela, recibió clases del reconocido médico y pintor José Manuel Maucó.
Primeros trabajos artísticos de Cristóbal Rojas
En 1882, regresó a Cúa, lugar que lo vio nacer y que todavía no se recuperaba por completo del terremoto de 1878. Esa vivencia fue la inspiración para realizar los paisajes “Ruinas de Cúa” y “Ruinas del templo de la Merced”.
Posteriormente, conoció al reconocido pintor Antonio Herrera Toro, quien regresaba a Venezuela luego de estudiar en Roma. Al notar el indiscutible talento de Cristóbal Rojas, Herrera Toro, lo contrató como ayudante para la decoración de la catedral de Caracas.
En 1883, Rojas, expone en el Salón del Centenario del nacimiento de Simón Bolívar uno de sus lienzos más conocidos, “La muerte de Girardot en Bárbula”. Con este impresionante trabajo artístico, el pintor obtuvo una medalla de plata y la “La entrega de la bandera de Numancia al batallón sin nombre” del pintor Arturo Michelena. Se trató del único cuadro que realizó con motivos históricos.
Vale la pena destacar que, el Gobierno del entonces presidente Antonio Guzmán Blanco adquirió el cuadro por 8 mil bolívares y le otorgó una beca de 50 pesos al mes para estudiar en París.
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Su paso por París
A su llegada a la capital francesa, se hizo amigo del destacado pintor venezolano Emilio Boggio, quien le aconsejó estudiar en la Academia Julian de Jean Paúl Laurens. Poco tiempo después comenzó a pintar cuadros para exponerlos en Salones franceses, siendo su primera presentación en 1885 en el Salón de los Campos Elíseos.
En París, Cristóbal Rojas, experimentó con diferentes tendencias pictóricas, que van desde el post-romanticismo hasta el impresionismo, pero siempre con la influencia de las obras clásicas. “La miseria”, “El violinista enfermo”, “La taberna”, “El plazo vencido” y “Dante y Beatríz a orillas del Leteo” fueron algunos de los trabajos artísticos que presentó en el Salón Oficial de París.
Según se comenta, en 1887, tanto Cristóbal Rojas como Arturo Michelena, perdieron la beca del Gobierno venezolano por razones que todavía se discuten entre los historiadores. Una de las razones que más se atribuye a la perdida de la beca es que los reconocidos pintores se negaron a realizar un retrato de Guzmán Blanco cuando visitó París en 1886. Lo cierto es que, la falta de dinero y la poca productividad hicieron que Rojas empeorara su estado anímico y de salud.
El purgatorio
Otra de sus obras más admiradas, la cual realizó a pesar de un deteriorado estado de salud, es “El purgatorio”, un encargo del Cabildo Eclesiástico de Caracas para la iglesia de la Pastora. Este cuadro hizo que Cristóbal Rojas regresara a Venezuela en 1890.
El 8 de noviembre de ese mismo año, siendo todavía muy joven, el destacado pintor falleció en Caracas de una tuberculosis.
Vale la pena mencionar que, gran parte de su legado refleja una temática patética y pesimista que representa a la gente humilde en un tipo de pintura que se denomina Realismo Social. Su trabajo se enfocó principalmente en mostrar la condición humana de los seres más desfavorecidos con colores oscuros que involucraran al espectador en las preocupaciones y desilusiones de la pobreza. Su dramatismo también se refleja en su “Autorretrato con sombrero rojo” de 1887.
En reconocimiento a su legado, uno de los 21 municipios del estado Miranda lleva el nombre de Cristóbal Rojas, al igual que, la actual Escuela de Artes Plásticas de Caracas.
Desde el 27 de diciembre de 1958, sus restos reposan en el Panteón Nacional.
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