Oswaldo Guayasamín, sin lugar a dudas, es uno de los más grandes artistas plásticos de América Latina. Su mayor obra fue rescatar y dar a conocer a través de su arte, a los pueblos originarios de la región.
Su gran impacto en la conciencia colectiva, ha perdurado en el tiempo y se conserva en sus pinturas, esculturas y trabajos de orfebrerías. Quienes lo conocieron, aseguran que hasta su palabra era poética.
A través de su trayectoria artística, Guayasamín, logró plasmar los dramáticos rostros, cuerpos y grandes manos de sus personajes indígenas, con sus tradiciones y cultura. Supo reflejar de forma aguda el sufrimiento de la larga y dura opresión que vivieron nuestros pueblos originarios en tiempos coloniales.
Orígenes de Oswaldo Guayasamín
El 6 de julio del año 1919, en Quito, Ecuador, nació Oswaldo Guayasamín, hijo de un indígena quechua y una mestiza. Fue el mayor de 10 hermanos y desde muy niño se interesó por las artes plásticas. A sus 8 años ya se destacaba haciendo caricaturas de sus maestros y compañeros de escuela.
Para ayudar a su familia, el pequeño Oswaldo comenzó a vender cuadros hechos sobre trozos de lienzo y cartón, con paisajes y retratos de estrellas de cine. Gracias a su talento innato, los cuadros se vendían con gran facilidad en las principales plazas de Quito.
En un principio sus padres no estuvieron de acuerdo con sus deseos de estudiar arte. Sin embargo, luego de enfrentar cierta oposición se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Quito. En 1941, obtuvo su título de Pintor y Escultor, considerado el mejor alumno de su promoción. Según afirmó el propio Guayasamín en una entrevista, su periodo de formación fue el de mayor auge de la Escuela Indigenista, cuya influencia se evidenció desde sus primeras obras.
La denuncia social en la obra de Guayasamín
Un año después de graduarse, realizó su primera exposición en Quito, dejando a todos los asistentes impresionados por su marcado carácter de denuncia social. De hecho, la denuncia social está presente en la gran mayoría de sus trabajos artísticos.
De acuerdo con la crítica de entonces, la primera exposición de Guayasamín, rompió los esquemas de las posturas clásicas y oficiales de la Escuela de Bellas Artes. En otras palabras, el artista fue más allá de lo moralmente aceptado y se atrevió a mostrar esa oscura realidad que las grandes clases se encargan de esconder.
Tiempo después se fue a Estados Unidos, donde vivió por una temporada y posteriormente viajó a México. En el país azteca conoció al destacado muralista mexicano José Clemente Orozco, con quien trabajó como asistente.
Luego de trabajar con Orozco, Guayasamín, decidió visitar varios países latinoamericanos como Perú, Chile, Brasil, Argentina y Uruguay. En su recorrido por estos países, el pintor pudo notar las condiciones de opresión en las que se encontraban los pueblos indígenas. Al percibir esta realidad, el artista elevó su sentimiento y solidaridad con los pueblos originarios en cada una de sus obras.
Por lo tanto, las pinturas de Guayasamín están cargadas del elemento social y su actuación marcada en la simplificación de las formas.
Los murales de Guayasamín
En 1958, Oswaldo Guayasamín realizó 2 importantes murales en Ecuador. Se trata de “El descubrimiento del Río Amazonas”, realizado en mosaico veneciano, ubicado en el Palacio de Gobierno de Quito y el mural “Historia del Hombre y la Cultura”, para la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central del Ecuador.
2 años más tarde, el artista recibió el Gran Premio del Salón de Honor de la II Bienal de Pintura, Escultura y Grabado de México. Este galardón fue la puerta de su proyección internacional.
Otros murales destacados del artista son “Imagen de la Patria”, que se encuentra en el Salón del Congreso Nacional de Ecuador e “Hispanoamérica”, en el Aeropuerto Internacional de Barajas, en Madrid, España.
La edad de la ira
A finales de los años 60, luego de un intenso trabajo, Guayasamín presentó en el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de México “La edad de la ira” otras de sus obras de gran envergadura. Se trata de un trabajo de 260 obras que se agrupan por series (Las manos, Cabezas, El rostro del hombre, Los campos de concentración, Mujeres llorando). En esta obra el pintor plasmó en una deslumbrante sucesión de telas el drama y la tragedia del hombre moderno.
Tras su exhibición en México, “La edad de la ira” fue presentada en otros lugares como el Palacio de la Virreina en Barcelona, en las Galerías Nacionales de Praga y en el Museo de Arte Moderno de París.
Fallecimiento
Luego de toda una vida dedicada al arte, el 10 de marzo de 1999, Oswaldo Guayasamín falleció en Baltimore, Estados Unidos. Sus cenizas descansan bajo el denominado “Árbol de la Vida”, un pino plantado por él mismo en la casa donde vivió sus últimos años.
Su obra está esparcida por todo el mundo y es reconocida por su evidente carácter humanista y expresionista. Guayasamín, supo plasmar manifestaciones intensas sobre el dolor y la violencia que le ha tocado vivir al ser humano.
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