Feria de la Alasita, declarada Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco desde 2017, es uno de los eventos más representativos de la cultura boliviana. Se celebra en la Paz, capital de Bolivia, a partir del 24 de enero de cada año y se extiende por 3 semanas. Alrededor de unos 5 mil artesanos aprovechan para vender sus obras de artes en miniaturas.
En esta feria, los bolivianos suelen congregarse en las plazas y frente a las iglesias para comprar e intercambiar artesanías en miniatura. Estas artesanías representan casas, automóviles, dinero, títulos profesionales, matrimonios y toda clase de deseos que los bolivianos quieran cumplir. La dinámica de la actividad es realizar intercambios de artesanías entre amigos y familiares, como una manera de expresarse sus mejores deseos.
Debido a la situación de pandemia mundial por el Covid-19, este año, entre las artesanías en miniatura también figuran certificados de buena salud. Pero el protagonista de esta fiesta es siempre la icónica figura del Ekeko, un personaje regordete, bigotón, de traje típico y sombrero que lleva consigo todos los buenos deseos.
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El Ekeko
Este señor en miniatura, que casi siempre va fumando un tabaco, es considerado el Dios de la abundancia y la buena fortuna. Además de Bolivia, en algunas partes de Perú, Argentina y Chile, rinden honores al Ekeko. Los creyentes tienen en sus casas una figura de esta deidad andina a la que le fuman un tabaco para pedir y agradecer por los buenos deseos.
El personaje representa a un señor regordete, de tez blanca, ojos claros y mejillas rosadas, que siempre carga diversos bienes en la espalda. Según suele afirmarse, esta figura surgió en los tiempos de la colonia y en ese entonces sus posesiones representaban vacas, ovejas o comida. Con el pasar de los años, las pertenencias del Ekeko fueron cambiando. Hoy en día es común encontrar a esta figura cargando smartphones (Teléfonos inteligentes), computadoras y demás dispositivos de tecnología. Además, en su más reciente presentación, el Ekeko no va fumando su tradicional tabaco sino que usa un tapabocas como medida de prevención.
Lo cierto es que, la esencia del Ekeko es la de llevar la abundancia y la buena suerte para las personas que lo adquieran, ya sea que lo hayan comprado o lo hayan recibido a través de un intercambio.
Vale la pena destacar que, en 1977, el reconocido escultor Víctor Zapana Serna realizó un Ekeko en piedra de 1.40 metros de altura y de un peso aproximado de una tonelada. Esta escultura, se conserva en el campo ferial de Santa bárbara.
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Historia de la Feria de la Alasita
No existe una historia oficial del origen de esta gran fiesta. Sin embargo, hay muchas teorías de cómo se originó. La más aceptada por los bolivianos es la de la rebelión indígena de 1781. En ese año, el líder indígena Túpac Katari impulsó un cerco en la ciudad de la paz en rebelión contra los colonos españoles.
Se cuenta que luego del cerco, la ciudad quedó devastada y los pobladores se ayudaban con intercambios de comida u otras pertenencias. Al parecer, este acto de solidaridad dio origen a la gran feria de intercambio la Alasita. Además, según una leyenda, durante los días más duros del cerco, un hombre regordete que siempre fumaba tabaco proveía de alimentos a los paceños. De ahí, surgió la historia del Ekeko.
En un principio, este evento se celebraba en el solsticio de verano (en Suramérica) el 21 de diciembre. Posteriormente, la festividad se trasladó al 24 de enero para conmemorar la victoria de la resistencia indígena frente al cerco. Esta fecha también coincide con la celebración de la Virgen de Nuestra Señora de la Paz.
El gallo y la gallina
Entre las artesanías en miniatura que suelen regalarse en los intercambios también se encuentran el gallo y la gallina. El gallo se les regala a las señoritas solteras y la gallina a los jóvenes solteros para que encuentren pareja. También es común regalar a los jóvenes dinero en miniatura, ya sea en la moneda local, en dólares o en euros para atraer la riqueza.
Significado de la palabra Alasita
En lengua aymara “alasita” quiere decir “cómprame” y se usa desde los tiempos de la colonia como celebración de abundancia e ilusión luego de tiempos difíciles. Por lo tanto, la Feria de la Alasita es considerada la fiesta de la abundancia y la buena fortuna.
Los sacerdotes aymaras
Algo característico de esta fiesta es que por toda la plaza donde se lleva a cabo la feria hay sacerdotes aymaras que bendicen y ahúman las miniaturas compradas. De acuerdo con la creencia, las imágenes deben ser bendecidas por estos sacerdotes para que los deseos puedan hacerse realidad.
Indudablemente, la Feria de la Alasita es un evento mágico, religioso y cultural, que constituye una de las tradiciones más arraigadas de la ciudad de la Paz y la identidad boliviana. También hay que resaltar que, la esencia de esta gran fiesta es el principio solidaridad y complementariedad.
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