Vida silvestre

Día Mundial de la Vida Silvestre

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Cuando pensamos en vida silvestre, se nos viene a la cabeza animales salvajes como leones, tigres y gorilas. Quizás, algunas personas pasadas de los 30 recordarán la película de Tarzán, el niño que creció en la selva y convivía con animales salvajes. Pero además de nuestros amigos salvajes, la vida silvestre abarca todo aquello que no está domesticado. Las plantas que se encuentran en la naturaleza y en lugares como selvas, bosques y similares también forman parte de la vida silvestre.

El 3 de marzo de cada año, se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre. La fecha se proclamó en 2013 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este día conmemora el Aniversario de la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, en 1973.

Como es de esperarse, esta celebración busca hacernos reflexionar y valorar la inmensa y maravillosa biodiversidad de nuestro planeta. La vida silvestre nos beneficia con servicios como la polinización, equilibrio del ecosistema, regulación del clima, así como captación y filtración del agua. Servicios por los cuales no le pagamos nada a la vida silvestre, ya que forman parte del ciclo natural de la vida.

 

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¿Por qué es necesaria la vida silvestre?

De acuerdo con expertos ecologistas, los ecosistemas forestales ocupan casi el 80% de la vida silvestre del planeta. Esto significa que, plantas, animales, hongos y microorganismos, realizan funciones vitales para la salud de los ecosistemas forestales y componen su riqueza y diversidad. Por lo tanto, todo lo que pertenezca a la vida silvestre forma parte del patrimonio natural del mundo.

Aunque la mayoría de nosotros no vivimos en la selva, nosotros junto con las plantas, los animales y un grande etcétera constituimos una comunidad biológica. Dentro de esta comunidad o ecosistema, cada una de las partes depende de la otra para poder sobrevivir. Cada vez que una parte de la comunidad se desequilibra o se elimina, todo el sistema sufre las consecuencias.

 

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En otras palabras, cuando se extingue una especie animal o cuando se talan millones de árboles de manera indiscriminada, nos estamos perjudicando a nosotros mismos. Los científicos calculan que la tasa de extinción actual es mil veces mayor a lo normal y la primera causa son los seres humanos.

Algunas de las razones de este desequilibrio son: El consumo de recursos naturales con una rapidez mayor que aquella con la que pueden reponerse. A esto se le suma la destrucción de los hábitats de los animales, su alimento y a los propios animales.

Un ejemplo claro, es la eliminación de espacios naturales para construir ciudades con grandes edificios. Sabemos que la modernidad es importante, pero preservar nuestra vida es más importante. El asesinato de elefantes para hacer objetos decorativos es otra de las tantas actividades ilícitas que perjudican la vida silvestre. Por supuesto, la lista es aún más larga.

La salvación está en nuestras manos

Indudablemente, es responsabilidad de nosotros el desequilibrio que ha venido sufriendo durante siglos la vida silvestre. Pero también está en nuestras manos preservarla para nuestra propia subsistencia. Por lo tanto, desde lo individual, colectivo y organizacional se puede garantizar un futuro más seguro para nuestra vida silvestre.

Una de las cosas esenciales es promover la consciencia de preservación, dando a conocer la importancia de la vida silvestre. Además, se hace necesario recortar la demanda de productos derivados de animales y evitar a toda costa el tráfico ilegal de animales.

Probablemente ya no podamos recuperar las especies que hemos perdido. Sin embargo, si podemos detener la extinción de las millones de especies que están a punto de desaparecer. Recuerda que si no hacemos nada en este momento, pronto seremos los humanos los desaparecidos.

También te invitamos a leer nuestro post “Las abejas: una especie vital en peligro de extinción”.

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