Ricardo Arjona

Ricardo Arjona, el trovador de América

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Ricardo Arjona es uno de los cantautores latinoamericanos más reconocidos a nivel internacional. Un artista, un poeta y un soñador que ha perdurado en el mundo de la música sin cambiar su esencia. Una especie de rebelde sin ser rebelde, que sabe combinar sus letras para expresar lo que quiere de forma poética. Conocido por muchos como el trovador de América, Ricardo Arjona es un compositor, arreglista, músico y productor musical guatemalteco.

Es considerado un cantante de baladas y pop latino. Sin embargo, resulta imposible encasillar a este artista en un solo estilo musical. En sus producciones ha experimentado con rock, pop rock,  música cubana, música tejana, música norteña e inclusive con ritmos latinos y afrocaribeños. También ha realizado interpretaciones a capella. Del mismo modo, ha desarrollado su propio estilo en escena, logrando que sus presentaciones sean espectáculos únicos y con un público muy variado en cuanto a edades se refiere.

A lo largo de su carrera, Arjona ha vendido más de 20 millones de copias de discos. Además, ha ganado un Grammy Latino y un Grammy Anglo entre otros reconocimientos. En la actualidad, cuenta con millones de seguidores en las diferentes plataformas de video online.

 

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Orígenes de Ricardo Arjona

Bautizado como Edgar Ricardo Arjona Morales, nació el 19 de enero de 1964, en Jocotenango, Guatemala, en medio de una guerra civil que se había desatado en ese país. A pesar de las dificultades políticas, sus padres se esforzaron por darle al niño Ricardo y a sus hermanos una infancia feliz. En algunas entrevistas, el artista, recuerda a su madre como una mujer reaccionaria y luchadora y a su padre con un “hombre que se maravillaba por todo”.

A los 2 años de edad, Ricardo se mudó con sus padres a la capital de Guatemala. Años más tarde, su padre le regaló una guitarra y el todavía niño Ricardo comenzó a interesarse por la música. Con 8 años, empezó a estudiar en el conservatorio de Guatemala, donde tuvo su primera desilusión con la música. El conservatorio decidió que el niño no podía tocar la guitarra, por lo que Ricardo casi llorando regresó a casa con su padre.

Y era precisamente su padre quien lo animaba para que cantara en las reuniones familiares. Según una confesión del mismo artista, esta situación se tornó un poco incómoda. En ese momento de su infancia, a Ricardo le gustaba tocar la guitarra y cantar sólo para él, no para entretener a un público.

En 1985, siguió los pasos de su padre y comenzó a dar clases en una escuela rural. De acuerdo con su página autobiográfica, un informe de un funcionario del Ministerio de Educación, mencionaba que el nivel de educación escolar de los alumnos de Arjona era superior al nivel promedio.

Su paso por el baloncesto

Ricardo Arjona fue un talentoso jugador de baloncesto que formó parte del equipo Leones de Marte. Además, como miembro del equipo nacional de Guatemala, realizó una gira por Centroamérica, donde era considerado uno de los jugadores más destacados. Hasta 2005, mantuvo el record del jugador guatemalteco con más puntos (79) anotados en un solo encuentro de baloncesto.

Debido a su pasión por el baloncesto, Arjona, renunció a una beca en una de las mejores universidades privadas de Guatemala. El artista, recuerda este episodio como el día que les falló a sus padres. Por lo tanto, para cumplir con sus padres, estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala.

 

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Inicios de su carrera musical

En 1985, mientras Ricardo Arjona trabajaba como maestro en una escuela rural, su entonces compañera sentimental –sin avisarle nada previamente- le consiguió un entrevista con una disquera. La compañía discográfica quedó convencida con la propuesta del nuevo cantante y decidió grabar el disco “Déjame decir que te amo”. Debido a que este primer trabajo musical no tuvo mucho éxito, el artista continuó dedicándose a la docencia.

A sus 24 años, con el tema “Con una estrella” decidió representar a Guatemala en el Festival de OTI de 1988. Dicho festival, se realizó en Argentina, país donde vivió por un tiempo y se dedicó a cantar en bares en la conocida calle Florida de Buenos Aires.

En 1989, regresa a Guatemala y publica su segundo disco “Jesús, verbo no sustantivo”, el cual alcanzó un éxito notable en Centroamérica, México y parte de los Estados Unidos. Ese mismo año decide viajar a España, pero debía hacer una escala en el aeropuerto de la Ciudad de México. El cantautor prolongó tanto esta escala que terminó viviendo en México. ​

En este país consiguió citas con algunas disqueras y 2 productores de distintas compañías le pidieron 10 canciones para grabar un disco. Cuando Arjona volvió con todo listo se encontró con que a los 2 productores los habían despedido, lo que estropeó por completo sus planes de grabar un nuevo disco.

​Entre otras dificultades y con la necesidad de pagar la renta comenzó a escribir canciones para otros artistas. Posteriormente, un ejecutivo de televisión le propuso luego de escribir el tema para una novela y le ofreció un papel dentro de la misma. El cantante aceptó sin pensarlo solamente para ganar algo de dinero. En aquella oportunidad, mintió diciendo que había estudiado teatro en su país y que tenía experiencia actuando en la televisión.

La consolidación de Ricardo Arjona

Después tantos contratiempos, en 1991 publicó “Del otro lado del sol”, un álbum que no tuvo mucho éxito. Por lo tanto, continuó componiendo canciones para artistas como Eduardo Capetillo, Bibi Gaytán y Yuri.

Finalmente en 1993, apareció “Animal nocturno” su cuarto disco y con el que logró fama tanto en México como en el resto de Latinoamérica y Estados unidos. Los temas “Mujeres” y “Quien diría” de este álbum, se posicionaron rápidamente en los primeros lugares de las listas musicales. Con esta producción, Arjona vendió aproximadamente 500 mil copias y recibió 13 certificados de Platino y uno de Diamante.

Posteriormente, salió publicado “Historia”, otro exitoso álbum con el que artista vendió más de 2 millones de copias. “Te conozco” y “Señora de las 4 décadas” fueron las canciones más populares de este trabajo.

Según suele afirmarse, tanto “Animal nocturno” como “Historias” fueron los álbumes de estudio que más copias vendieron en toda la carrera de Arjona.

Si el norte fuera el sur

En agosto de 1996, sale al mercado “Si el norte fuera el sur”. En este disco, el artista guatemalteco –conocido por sus canciones de amor- se aventuró a tratar otros temas como el nacionalismo, la globalización y la política. De esta producción se desprenden los exitosos sencillos “Si el norte fuera el sur”, “Tu reputación”, “Me enseñaste” y “Ella y él”.

Sin duda, uno de los trabajos más destacados de Ricardo Arjona, el cual fue proclamado Álbum Rock del Año en 1997 por Billboard. Además recibió múltiples certificaciones de platino en los Estados Unidos.

Entre finales de los 90 y comienzo de los 2000, Arjona mantuvo su éxito con álbumes como “Sin daños a terceros”, “Galería Caribe”, “Santo Pecado” y “Adentro”. Vale la pena mencionar que, “Adentro” también es el nombre de una fundación que el artista creó para darles educación a niños de escasos recursos en Guatemala.

Posteriormente, aparecieron otros trabajos como “5to piso”, “Poquita ropa”, “Independiente” y “Viaje”.

En el 2020, el artista publicó “Blanco”, que hasta ahora es su más reciente producción. “El amor que me tenía”, “El invisible” y “Hongos” son algunos de los temas más destacados de este trabajo musical.

Sin duda, Ricardo Arjona es uno de los artistas hispanoamericanos más exitosos del mundo. Hoy, con 3 hijos y 58 años ha logrado reinventarse para mantenerse en el mercado.

Se considera asimismo agradecido por la variedad de público que disfruta su trabajo. Su música le gusta a generaciones mayores que él, a personas de su misma edad y las generaciones más jóvenes. Inclusive, podríamos incluir a un lote de los denominados millennials que conocen sus canciones. Algo poco común en un universo tan cambiante como el de la música.

También te invitamos a leer nuestro post “Géneros musicales únicos de la cultura hispanoamericana”.

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